Artículo publicado en Entêtement « Giordano Bruno, l’art des métamorphoses » el 1o de abril de 2023.
“El tiempo todo lo da y todo lo quita; todas las cosas se transforman, ninguna es aniquilada; pero solo uno es inmutable, solo uno es eterno y puede permanecer eternamente uno, semejante e idéntico. »
Giordano Bruno, El candelero.
Más que nunca vivimos en la errancia. Un exilio común pero difícil de compartir, un exilio en todos los niveles. Y siempre está bien perder algo de tiempo pues se pueden hacer algunos descubrimientos como por ejemplo la obra de Giordano Bruno, que rebosa de consejos tácticos para la época. No se puede resumir fácilmente la vida de Bruno, un teólogo hereje que practicaba las matemáticas, la física, la metafísica y la magia. La metamorfosis fue el umbral ético de su existencia.
La obra de Bruno está atravesada por este concepto de metamorfosis que corresponde al proceso de conocimiento considerado capaz de adaptarse a la escala universal de las ideas del movimiento de composición de las cosas. En sus obras mágicas la metamorfosis se revela como «saber de la práctica». Bruno se arriesgó a trazar otro camino a través de la metamorfosis perpetua, enfrentándose en consecuencia a la concepción de los Padres de la Iglesia o de Lutero, para quienes el finalismo extramundano era la condición de superación de una naturaleza humana desgarrada por el pecado original, para así rencontrarla después, post mortem, «perfecta» y a imagen de Cristo. Bruno, por su parte, elabora una ontología de la mutación, donde la naturaleza humana solo es pensable en sus metamorfosis.